¿Quién fue el auténtico hombre de la máscara de hierro?

La novela de Alejandro Dumas y Hollywood han popularizado la leyenda del hombre de la máscara de hierro. Estas historias están basadas en un caso real. La primera referencia a este personaje procede de un documento de 1669 en el que Luis XIV informaba al director de la prisión de Pignerol, Bénigne Dauvergne de Saint-Mars, de la próxima llegada de un prisionero de nombre Eustache Dauger. Se indicó al director de la prisión que debía encerrarle en una celda con varias puertas cerradas para que nadie pudiera oírle. Se dio instrucción de que se diera a este preso todo lo que pidiera, pero si hablaba sobre otra cosa que no fueran sus necesidades básicas, se le debía ejecutar de inmediato. Dauger podía tener contacto con otros presos siempre y cuando estos estuvieran condenados a morir en la cárcel. Algunos historiadores han apuntado que el nombre del preso, Eustache Dauger, parece estar escrito en una caligrafía diferente al resto de la carta. Desde el primer momento hubo rumores sobre la identidad de este misterioso prisionero. 


Ilustración que representa al hombre de la máscara de hierro. Fuente: Wikimedia Commons

Por lo visto Dauger era un hombre educado y refinado, amante de la música. Saint-Mars, en su correspondencia, describió al recluso como un hombre tranquilo que había aceptado su destino y no se quejaba ni trataba de huir. Tanto fue así, que sus carceleros le pidieron ser sirviente de otro preso,  Nicolás Fouquet, mientras su criado estaba enfermo. Este hombre al que debía servir estaba condenado a cadena perpetua, por lo que no interfería con las particulares condiciones de la sentencia de Dauger. Después de la muerte de Fouquet en extrañas circunstancias, los guardias se dieron cuenta de que este había hecho un agujero en el suelo de su celda a través del cual se comunicaba con otro preso cuya celda estaba inmediatamente debajo de la suya, Lauzun. Lauzun no estaba condenado de por vida y seguramente estuviera al corriente de la existencia de Dauger y quizá de su identidad. 

Saint-Mars, el director de la prisión, fue trasladado a la Bastilla y se llevó a Dauger con él, probablemente para poder cumplir con las particularidades circunstancias del preso. Durante el traslados comenzaron a circular rumores acerca de un preso obligado a llevar una máscara de hierro. Sin embargo, un oficial de la Bastilla describió al preso llevando una máscara de terciopelo negro, casi con toda certeza esta sería la prenda con la que se cubría. Dauger murió el 19 de noviembre de 1703 en la Bastilla, después de más de 30 años de confinamiento y anonimato. En su sepulcro se le dio el nombre de Marchioly. 


Maniquí con máscara de hierro en el castillo de Vaux-le-Vicomte. Fuente: Wikimedia Commons.


El misterioso personaje fue objeto de gran interés desde el primer momento y hubo distintas teorías sobre su posible identidad. Voltaire propuso que se podía tratar de un hermanastro ilegítimo del rey, fruto de los amores de su madre con Mazarino. También se pensó que podía ser un hermano gemelo de Luis XIV, al que se encerró para evitar disputas por el trono. Esta teoría fue popularizada por Dumas y es la base principal de la leyenda. Sí que es cierto que hubo muchos nacimientos de gemelos en la dinastía de los Capetos, pero los partos reales siempre tenían una multitud de testigos por lo que parece improbable que la desaparición de uno de los gemelos pasase desapercibida. 

Algunas otras identidades que se le han dado incluyen: un sirviente de nombre Eustache d'Auger, el hijo ilegítimo de Carlos II de Inglaterra, el auténtico padre del rey de Francia, un diplomático italiano y un Eustache Dauger involucrado en una trama de asesinato en relación con miembros de la clase alta francesa. Hay evidencia circunstancial para apoyar cada una de estas hipótesis y todas ellas han sido defendidas en mayor o menor medida por historiadores. 

Sin embargo, quizá la teoría más sugerente sea la de las cartas cifradas. En 1890, el historiador Louis Gendron halló unas cartas escritas en un complicado código y se las envió al criptoanalista Étienne Bazeries. Este consiguió descifrar algunas de las cartas, una de ellas hacía referencia al prisionero por el nombre de Vivien de Bulonde, general del ejército francés que en el asalto a Cuneo había mandado retirada, dejando atrás a los heridos y la munición. El rey estaba furioso con su actuación y lo mandó encerrar en Pignerol, donde debía estar bajo vigilancia día y noche. La carta decía que se le permitiría pasear por el camino de ronda de la muralla durante el día con una "330 309". Se ha teorizado que el número 330 significaría máscara y el 309 sería un punto y final. Muchos especialistas apoyan esta hipótesis, aunque también han surgido voces críticas que argumentan que el encarcelamiento de Vivien de Bulonde no fue ningún secreto, de hecho se publicó en la prensa. Parece que el misterio del prisionero enmascarado está lejos de resolverse.

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