¿Se conserva el cuerpo congelado de Walt Disney? La extraña historia de la criogenización

La criónica consiste en la preservación de cuerpos humanos congelados para su posterior reanimación cuando la ciencia avance lo suficiente. Uno de los primeros en plantear esta posibilidad fue Robert Ettinger, profesor de la Universidad de Michigan, en su libro autopublicado en 1962, The Prospect of Immortality. La atractiva idea de revivir en un futuro más avanzado médicamente tuvo un éxito inmediato.

Preparación del cuerpo de James Bedford para su criogenización. Fuente: Alcor Foundation

La premisa de la criogenia consiste en congelar cuerpos humanos en nitrógeno líquido a una temperatura de entre –133°C y –196°C. El proceso de la criogenización comienza cuando una persona que en vida había manifestado el deseo de ser congelada es declarada muerta. En este momento, se le administran anticoagulantes y sedantes para evitar su reanimación. Se le hace una reanimación cardiopulmonar con el objetivo de activar el sistema circulatorio y se va enfriando el cuerpo progresivamente mientras se le aplican las sustancias crioprotectoras. El cuerpo preparado y congelado se guarda en unos tanques diseñados para este fin, a la espera de su resurrección. 

Por lo general, la medicina actual considera la criónica como una ciencia especulativa. Es cierto que existen algunas variedades de ranas que pueden vivir congeladas durante meses y luego seguir viviendo una vez se derrite el hielo. También existe la preservación de espermatozoides, embriones y óvulos congelados. 

A pesar de esto, la congelación de seres humanos plantea una serie de impedimentos. La comunidad científica considera que la criogenización de un cuerpo conlleva daños irreparables y, por tanto, se trata de un proceso irreversible. El problema no es tanto la conservación del cuerpo sino los daños causados por el proceso de congelación y descongelación. Estos daños se intentan prevenir mediante la aplicación de crioprotectores como el glicol en el cuerpo. Algunas organizaciones se centran en la preservación de cerebros, a esto se conoce como neuropreservación. Se han congelado y descongelado cerebros sin daños celulares, sin embargo, por la falta de circulación en estos, es bastante probable que, aunque pudieran ser reanimados o transplantados, no conservasen la memoria ni lo aprendido en vida de la persona. 

A pesar de que muchos consideran la criónica una pseudociencia, desde los años 60 existen organizaciones que ofrecen a sus clientes la posibilidad de conservar sus cuerpos congelados para la posteridad. Una de ellas fue la Cryonics Society of California (CSC) creada por Robert Nelson, antiguo reparador de televisiones sin formación en ciencia, biología o medicina. La historia de la CSC ha contribuido a manchar la reputación de esta técnica de preservación de cadáveres. 


Cápsulas de criogenización de Cryonics Institute. Fuente: Wikimedia Commons

Robert Nelson participó en la criopreservación del primer cuerpo humano, el de James Bedford. Bedford fue un psicólogo que enfermó de cáncer de riñón con metástasis en los pulmones. Antes de morir, expresó su deseo de ser congelado. Su familia invirtió gran parte de la herencia en defender el deseo de James Bedford en numerosos juicios. Finalmente, se cumplió su voluntad. Al ser la primera persona criogenizada, la técnica empleada fue muy rudimentaria por lo que es dudoso que su cerebro se protegiera debidamente de la congelación. Su cuerpo fue custodiado en diferentes instituciones e incluso estuvo varios años alojado en casa de uno de sus hijos. Gracias a los esfuerzos de su familia, el cuerpo de Bedford sigue criogenizado en la actualidad, en concreto en las instalaciones de la organización Alcor, sin embargo las posibilidades de que su cuerpo pueda ser reanimado en un futuro son muy bajas. 

El caso de James Bedford es excepcional por el interés de sus descendientes en cumplir sus últimas voluntades. Otro caso similar fue el de una tal Eva Schulman, cuyo cadáver fue preservado por su hijo con hielo seco en una furgoneta durante días. Esta voluntad no es muy habitual, lo más frecuente es que la familia pague las cuotas de la criogenización durante unos años hasta que el peso económico y psicológico es demasiado alto y acaban descongelando al ser querido para darle un enterramiento al uso. 

Esto fue precisamente lo que ocurrió con varios clientes de la CSC. La falta de fondos obligó a Robert Nelson a guardar varios cadáveres en una misma cabina de criogenización. Además, tuvo que alquilar un mausoleo en un cementerio para guardar los cuerpos congelados en lugar de hacerlo en instalaciones adecuadas. Las cabinas de congelación no eran monitorizadas con tanta frecuencia como debieran, lo que llevó a que el sistema de bombeo fallara y algunos cuerpos pasaran demasiado tiempo sin nitrógeno líquido. 

Las deplorables condiciones en que la CSC conservaba los cadáveres salieron a la luz en 1979, cuando unos periodistas entraron a escondidas en el mausoleo en el que Nelson guardaba las cápsulas de congelación. Los reporteros describieron las malas condiciones de humedad y suciedad del lugar y especialmente el mal olor que desprendían los cuerpos. Se descubrió que, por la falta de fondos, Nelson guardaba nueve cuerpos descongelados sin que sus familias lo supieran. Fue demandado y obligado a pagar ocho millones de dólares. Aunque consiguió librarse del pago a través de negociaciones, tuvo que gastar casi veinte mil dólares en gastos de juicios y abogados. 

A pesar de la mala reputación de la criogenia, hay varios personajes famosos que se han interesado por esta práctica. Uno de ellos fue Ted Williams, célebre jugador de béisbol cuyo cadáver se encuentra congelado aún en la actualidad. Se ha rumoreado que el periodista Larry King y el expresidente italiano Berlusconi han iniciado los trámites para su criogenización. 

Retrato de Walt Disney. Fuente: Wikimedia Commons

No obstante, Walt Disney es sin duda el nombre que primero se asocia a la congelación de cadáveres. Contrariamente a lo que dice la leyenda urbana, Disney no fue criogenizado, su cuerpo reposa en el cementerio de Forest Lawn Memorial Park de Glendale, en Los Ángeles. Los rumores de su criogenización tuvieron que ver con el secretismo en torno a su enfermedad y la estricta privacidad con que su familia organizó el funeral. Pero lo que alimentó el fuego de la imaginación fueron las palabras del infame Robert Nelson, fundador de la CSC: "mucha gente cree que [Walt Disney] fue congelado y que sus restos reposan en el sótano de su casa. La realidad es que perdió la oportunidad por poco. Nunca lo especificó por escrito, así que su familia optó por la incineración. (…) Dos semanas después de su muerte, congelamos al primer ser humano". Estas palabras fueron trastocadas y convertidas en un rumor que perdura incluso hoy.

En la actualidad, la criogenia es una práctica que sigue desarrollándose. No tiene demasiada demanda, pero se encargan en torno a 12 criogenizaciones al año. Hay varias organizaciones sin ánimo de lucro en Estados Unidos encargadas de preservar cadáveres por congelación y la criónica de cadáveres ha despuntado en Rusia con la creación de la sociedad KrioRus, que espera superar a sus homólogas americanas en un futuro cercano. 

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